lunes, 19 de septiembre de 2011

Venecuba o Cuzuela ?



Si la descripción que hace el Sr. Alejandro Marcano en su artículo “No queda mucho de Venezuela”, El Nuevo Herald , 15 de septiembre de 2011 se ajusta estrictamente a la verdad objetiva y no subjetiva, cosa que no dudo dado su reputación como periodista, entonces ha quedado muy claro que el camino del socialismo que ha iniciado y que presuntamente continuará este abyecto y pintoresco personaje, aprendiz de dictador_, que seguramente superará al maestro_, y usurpador de la voluntad venezolana, conducirá al país a una situación aún más precaria que la actualidad socio-económica cubana del que es su facsímil. Porque téngase en consideración que si al cabo de 10 años Venezuela presenta la situación calamitosa descrita y aún subsistiendo la propiedad privada, lo que supone una feroz resistencia de lo que resta de la democracia en el país, podemos imaginarnos qué ocurrirá cuando todo, absolutamente todo esté administrado por el estado bolivariano_, con perdón del prócer Simón bolívar_,.

¿Los venezolanos no han aprendido la lección cubana?; si, lo hecho sin duda, no son estúpidos. Lo que ocurre es que la sutileza extorsionadora de las armas ideológicas empleadas por el movimiento chavista descansa en las promesas a millones de gentes empobrecidas que existen en ese país, los que ha sido el blanco de los rimbombantes programas de asistencia a enfermos, desamparados, inválidos, ciegos y pobres que han visto un candil en medio de su oscuridad permanente y se la han jugado a Chávez porque comer está primero que todo lo demás.

El resto que ha inmovilizado a los venezolanos contra el populismo-socialismo es la apariencia de que Chávez cuenta con el apoyo de la mayoría, números obtenidos con jugarretas y fraudes politiqueros empleados sin reparos ni escrúpulos, apoyados por un cúpula “necesaria” al usurpador que ha encontrado la forma cómoda de hacer dinero, influencias y vivir de “la renta” de ser un jefe dentro del gigantesco aparato gubernamental creado por el dictadorzuelo tropical.

Jorge B. Arce


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