domingo, 18 de septiembre de 2011

Más sobre el desprecio del gobierno cubano por el ser humano.

El Sr. Alan Gross no pudo entrar a Cuba sin enviar una solicitud de visado a las autoridades correspondientes del gobierno cubano. Visar a un ciudadano estadounidense está incluido en la lista de prioridades del Departamento de Seguridad del Estado que posee una sección establecida a tales efectos y de las autoridades de Inmigración que vienen obligadas a informar de inmediato las correspondientes solicitudes, debido a que representa un interés de primer orden en torno a las complicadísimas relaciones que mueven a la administración cubana respecto a Estados Unidos.

De modo que cuando fue concedida la misma al Sr. Gross, los órganos correspondientes al proceso, o sea, la inteligencia y contrainteligencia cubanos no habían recibido una que no fuera “verde” para permitir el acceso al país del estadounidense. Cotidianamente personas de congregaciones disímiles de ambos países entran y salen de ambos, lo que forma parte de los acuerdos migratorios suscritos por las dos naciones entre sí. Los que entran a Cuba son monitoreados por los órganos de control respectivos.

El expediente criminal incoado contra Gross incluye la acción premeditada de proveer de material de última generación para la conexión a Internet y se encontraban en el equipaje del mismo, por lo que resulta obvio que fue descubierto en el momento de su arribo. Sin embargo, lo dejaron pasar. Esa es una jugada de los órganos de inteligencia para desentrañar una red o dentro de la armazón de una ardid para proveer a Cuba de elementos reveladores para ser utilizados con posterioridad.

A partir de ese momento, e incluso presumiblemente antes, la intención de las autoridades cubanas era permitir que Gross cumpliera sus propósitos de entregar esos medios a sus destinatarios.

Otra más.

Durante el proceso, Gross declaró que esos materiales estaban destinados para los grupos de judíos en Cuba. Tal declaración era notoriamente puesta en entredicho por lo fácil de inquirir de aquellos si lo conocían. Como se sabe, la representante de estas iglesias en Cuba declaró desconocer a Gross y sus intenciones, lo que subraya que pretender que Gross haya declarado lo que posteriormente podría ser desmentido lo coloca como un imbécil, lo que no es cierto. Gross fue a Cuba con el propósito que declaró y no otro y ahora está siendo utilizado.

La política estatal crimininológica cubana está informada por las acciones preventivas del delito, lo que convierte estos hechos en algo sui generis. ¿Por qué el gobierno de la isla querría que Gross cumpliera su cometido? No veo otra respuesta sensata y lógica que la supuesta víctima, el estado cubano y su seguridad, quería convertirse en víctima del Sr. Gross.

No podemos olvidar que en torno a renombrados 5 espías de la Red Avispa, hay toda una parafernalia de propaganda costosa editada y que el gobierno de Estados Unidos ha rechazado cualquier negociación que los incluya por poseer el caso la fuerza de Cosa Juzgada.

El gobierno de Cuba pretende, a todas luces, para anotarse una victoria con la impronta de Raúl Castro y afianzarlo en el poder, que falta le hace, negociar la liberación de los 5 espías a costillas de Gross.

Jorge B. Arce

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