domingo, 18 de septiembre de 2011

Alan Gross, sujeto a la diplomacia maquiavélica del gobierno cubano.

Alan Gross, sujeto a la diplomacia maquiavélica del gobierno cubano.

El gobierno cubano, a pesar de no estar obligado legalmente a dar  acceso a ciudadanos privados a ningún sancionado en sus cárceles, por razones humanitarias, ha facilitado encuentros con Alan Gross por parte de personalidades norteamericanas que han visitado el país y que lo han solicitado de manera privada, discreta y respetuosa.

Esta ha sido una parte de las declaraciones del gobierno cubano respeto a la visita que recién realizara el Sr. Richardson a La Habana en su afán de negociar la situación del Sr. Alan Gross.

De lo que se tratan o es que el gobierno cubano este obligado y haya permitido antes otras visitas a Gross, de lo que se trata es que Richardson solicitó autorización y le fue denegada en un insólito proceder de la cancillería cubana en especial, que fue quien contestara públicamente a tal solicitud y el punto importante es  en qué sentido puede dañar algo el supuesto encuentro del Sr. Richardson con Alan Gross, prisionero-rehén del castro comunismo. Todo lo contrario, autorizar esa visita habría vertido una calificación de tolerancia y buen a voluntad sobre el régimen cubano, que es lo que necesita internacionalmente para vender su postura. Ocurre que obviamente pretende convertir al ciudadano Gross en un as, en una carta de triunfo en sus maquinaciones diplomáticas con Washington.

El gobierno cubano acusa a Richardson de chantajista, prepotente y coactante al afirmar que las declaraciones hechas por aquél de que Gross es un rehén. Lo cierto es muy distinto porque éste realizó su visita a La Habana de manera privada y no oficial y sus declaraciones son las que corresponden a un simple ciudadano, no a un representante del gobierno de Estados Unidos. De modo que su criterio ha de ser respetado en todo momento aun en casos de desacuerdo. Esto argumento invalida el frívolo expuesto por la cancillería cubana. La opinión expuesta por Richardson no articula ninguna amenaza a la soberanía del pueblo cubano y sí una crítica al gobierno cubano que no es quien ejerce en la práctica jurídica la Soberanía Cubana. Hay aquí un conflicto conceptual jurídico evidentemente, puesto que sería la Asamblea Nacional del Poder Popular quien debió pronunciarse sobre el tema de soberanía o en todo caso, la secretaría del Consejo de Estado. Tal desacierto demuestra que en Cuba todo es de él.

¿Qué sentido tiene declarar de una manera formal y protocolar que la negativa a discutir con Richardson el caso de Gross se debe a que en la preparación de la visita no fue considerado ese examen? Como se sabe, la visita de Richardson fue privada, ampliamente expuesto este perfil ante la prensa internacional, lo que priva de protocolo diplomático el ambiente de la misma.

Al decir del Sr. Richardson, que en mi modesta opinión “se cayó de la mata”, cuando acabó por comprender que el esfuerzo estratégico de La Habana es el de impedir a toda costa el acercamiento a Estados Unidos. Es obvio: De mantener buenas relaciones, se destruiría el mito de pequeña nación atacada por un país poderoso.

Jorge B. Arce

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