martes, 24 de junio de 2014

Estoy conectado...

 
 
Hace menos de 24 horas, compartí un video que corre en YouTube acerca del inapropiado y sutil uso de la conexión en las redes sociales. En el material se nos presenta la ilusión de esa herramienta para pretender que se comparten tristezas y alegrías como seres humanos.
 
En vista de que tengo mi opinión muy personal sobre el tema, me atrevo a dar a conocer el comentario de un "amigo", no "sólo de Facebook", me dirige sobre ese material.
 
Ahí va...
 
 
Jorge yo comprendo el sentido del Video, en las mañanas cuando salgo a caminar, digo Buenos Dias al ser q me cruce, aunque crean q estoy loco, tambien cuando salgo a caminar y mi nieto en su bicicleta a mi lado, cogemos sol y aire puro, lo enseño a saludar a las personas......pero no podemos negar q la tecnologia llego para quedarse, asi me comunico con Mabel y Ernesto en España, con Bobby en Belgica, con Ofelita en Colombia, con Eduardito en Canada y con Jose Luis, mis amigos y mis primos en Cuba, tambien con toda la cantidad de amigos del facebook, ya eso no tiene retroceso, asi va el Mundo y hay q ir a la par con El, saludos
 
 
 
 
 
 
 
 
Gracias, Armando, por comentar sobre el tema, que , aunque el material no es de mi autoría, si expresa mi opinión. Acepto como loable el hecho de que usemos para comunicarnos con nuestros familiares o amigos de los cuales nos distan miles de kms. estas redes.
 
 Es obvio que representan una utilidad en este caso. Por ejemplo: Cuando mi hijo salió de Cuba en el 2005 unos meses antes que yo, para el final de ese año, ninguno de los dos teníamos una noción de nuestra localización. A principios del 2006, alguien me dijo: "búscalo en Facebook" y así lo encontré. Eso fue formidable.
 
 Pero algo muy distinto es conducir conectado a una red social; sentarse en un parque, bajo la sombra de un árbol frondoso, con un apacible paisaje en derredor, junto a tu pareja o simplemente un amigo, e ignorarlo a él, el paisaje, la brisa, la sombra y la laxitud del ambiente con la mente fija en un móvil. Eso, Armando, con respeto de todos los que acostumbran a hacerlo, lo llamo ESTUPIDEZ CON MAYUSCULAS. Y no por estar conectado a una red, sino por dejar pasar la vida, que es tan corta, junto a nosotros sin exprimir cada bello y sublime momento.
 
 Digo que la gente no repara a su alrededor porque están "atados" como "rehenes" de un teléfono inteligente conectado a una red social; puesto que les interesa que sus amigos de la red, que casi nunca son sus familiares, sepan que conduce por Miracle Mile, en pleno Coral Gables, deleitándose una Mocha o extrenando lo último en ropa interior del Victoria's Secret. No, Armando, lo que pienso al respecto no tiene nada que ver con lo que argumentas, es más serio y maligno. De 10 a 11 horas trabajo cuatro días de la semana. Conduzco la mitad del tiempo un camión, que desde su altura, me permite ver muchos de los volantes de los carros que se desplazan por las sendas vecinas; y puedo asegurarte que esos conductores, que por suerte no son todos, prestan más atención a sus Smartphone que a la vía. Es enajenante, como lo es ver a tres o cuatro chicos sentados a la fuente del Merrick Park, juntos, fumando y "navegando" cada uno con sus móviles. No se hablan, solo sonríen o comparten una selfie que subió alguien...lejos. Pasa unos minutos en la consulta de tu médico y no puedes entablar conversación con nadie, porque el 90 % está desplazando su índice por el display. Los peatones atraviesan las calles con el favor de la luz para peatones o sin ellas, pero sí pendientes a su conexión.
 
Y para terminar, si le preguntas al joven por su madre o su padre, si está bien o mal, te responde: ESTOY CONECTADO con ellos.

 

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