¿Cambiar la conciencia del cubano?, ¿y
cómo?
El tema que enfoca este post editado
en la Chiringa de Cuba, blog que frecuento, es sumamente álgido. Los cubanos y
que se interesan por éste lo saben y lo abordan a su manera, precisamente con
la falta de libertad y de individualidad que genera un estado avasallador de la
voluntad individual.
Lo subo a mi blog íntegramente y a
continuación mi comentario.
Cambiar la mentalidad: ¿tarea
sencilla?
Posted: 7
mayo, 2012 in Cuba
Etiquetas: cambio, Cuba, mentalidad
Etiquetas: cambio, Cuba, mentalidad
Cambiar la mentalidad se ha convertido en la frase del
momento. Políticos y filósofos, periodistas y economistas, dirigentes
nacionales o de base la reiteran con sistematicidad, como reflejo de la unidad
y cohesión que caracteriza a los cubanos, sobre todo al emprender tareas
estratégicas. De ahí que reiterarla sea útil, siempre que no derive en cliché o
simple consigna.
Mas, ¿qué significa esa expresión? ¿Cuáles son los
cambios más urgentes? ¿Dónde están los límites? ¿Qué normas jurídicas deben
sustentarlos? Estas y otras interrogantes ponen de relieve las complejidades de
tal propósito.
Algunos creen que es un simple reciclaje de ideas,
cuando en realidad se trata de profundas transformaciones. Representa ante
todo, revalidar valores éticos inherentes a la Revolución; arraigar la decisión
de vencer dificultades en cualquier circunstancia; apartar vicios que lastran
el proyecto socialista. Es también, asumir juiciosamente el orden, la
disciplina y la exigencia.
Otra percepción salta a la vista: como proceso que
entrecruza innumerables factores económicos, sociales, políticos, ideológicos,
psicológicos, morales, culturales, jurídicos, y hasta generacionales, ocurrirá
de manera gradual y progresiva, y no con la premura que muchos claman, dadas
las complejidades que entraña la subjetividad del hombre, lo cual tampoco
significa sea para las calendas griegas.
Cambiar la mentalidad por tanto, deja de ser simple
expresión semántica para convertirse en un imperativo en pos de mejorar la
sociedad cubana. De ahí la urgencia de perfeccionar el proyecto socialista,
teniendo como aspiración suprema el respeto a la dignidad plena del hombre, el
humanismo, la solidaridad, el patriotismo, y otros pilares éticos, que en su
conjunto propician la justicia social.
Para lograr tales aspiraciones se precisa
interiorizar, en primera instancia, que el fortalecimiento de la economía
constituye el soporte principal de nuestro sistema social, y por ende la
garantía de la igualdad de derechos y oportunidades defendido durante más de
medio siglo.
De igual forma, transformar la manera de pensar
significa, fortalecer el respeto a la institucionalidad y en su efecto
desterrar el compadreo, la tolerancia y la falta de exigencia entre los
dirigentes, y de estos hacia sus subordinados.
Por otro lado, implica entender que los matanceros no
vivimos desconectados del mundo, ni que escapamos a los efectos de las crisis
económica, financiera, energética, alimentaria y ambiental que afectan al
Planeta.
Todo fuese estéril palabrería si no fomentamos el
deber de productores, la consagración al trabajo, el ahorro y el cuidado de los
recursos; si decimos que dejamos de ser paternalistas, pero a su vez, no
comprendemos la urgencia de suprimir gratuidades y subsidios excesivos.
El cambio de mentalidad pasa por no subestimar el
peligro que entraña la concentración de la propiedad, y ser intransigentes
hacia la indisciplina fiscal, la convivencia con la burocracia, la demagogia y
el discurso retórico.
Avivar las ideas audaces que procuran el
perfeccionamiento de la Revolución también es una buena manera de demostrar que
estamos cambiando, la mismo tiempo que vigoricemos la democracia participativa
y el derecho de todo ciudadano a expresarse en el lugar, el momento y de la forma
adecuada.
Como nunca antes, se impone la actuación coherente de
todos los factores que integran el Sistema Político Cubano bajo la dirección
del PCC, consciente de que las premisas para lograr la continuidad del proceso
revolucionario están en los Lineamientos aprobados por el VI Congreso y en los
Objetivos emanados de la Primera Conferencia Nacional del Partido
Comentario de Jorge B. Arce.
Cambiar la mentalidad ?. A dónde nos lleva esta reflexión?
No creo que los factores que nos hace ver este artículo refleje “directamente” el gigantesco problema que encierra en sí la forma en que el ciudadano cubano, residente en Cuba (y a veces en otros sitios del planeta), se comporta en sociedad y en familia.
No creo que los factores que nos hace ver este artículo refleje “directamente” el gigantesco problema que encierra en sí la forma en que el ciudadano cubano, residente en Cuba (y a veces en otros sitios del planeta), se comporta en sociedad y en familia.
La ideología de control social en forma de programas educativos, asistenciales, políticos y otros, perfeccionado e instituido en Cuba durante medio siglo, ha causado un soberano desastre con notable connotación en al menos tres generaciones de cubanos.
El carácter y la personalidad conque el cubano de hoy día se comporta públicamente (como promedio digo), resalta la vanagloria, el chovinismo, falso nacionalismo, revanchismo, espíritu de venganza, desvergüenza, apropiación indebida de propiedades ajenas, doble personalidad, comportamiento grosero e irrespetuoso, indisciplinado e irreverente.
Duele decir estas afirmaciones pero no hacerlo me haría repetidor de tales comportamientos.
Al cubano le falta la libertad, la individualidad, la motivación para desarrollar sus potencialidades individuales, recursos y mucha, mucha educación cívica. Habría que partir de una preparación general desde las edades tempranas en materia de Derechos Civiles y Políticos según la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU para tratar de revertir el daño ocasionado por el odio y la desconfianza emponzoñados hasta la saciedad por un régimen de terrorismo de estado afianzado en las más jóvenes conciencia de la población cubana y luego dejar en manos de “verdaderos maestros” y no de maestros creados ” a la imagen y semejanza ” del propio estado, para encaminar a las próximas generaciones.
A las actuales, habría que proporcionarles los instrumentos instructivos sobre los aspectos que he señalado ut supra e y la total libertad de decidir qué es lo que quiere para sí mismo y para su familia.
El estado fue creado por el individuo, no viceversa. El individuo debe tener en sus manos los instrumentos jurídicos y civiles para remover al “estado” autoritario que pretende usurpar su posición. Ese es el punto de inicio para la verdadera sociedad libre. (Obras Completas de J. Martí, T XVIII, “Crítica a Spencer”), cito.
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