jueves, 29 de marzo de 2012

Los gobernantes de allá y de acá.


Los gobernantes de allá y los de acá.
Visito diariamente los blogs “La Chiringa de Cuba” y “La Mirada Insomne”, dos tristes ejemplares de la alineación de algunos profesionales con el régimen que los oprime.
Cada vez más resultan extraordinariamente repetitivos estos blogs y sus visitantes. Lo digo sin ningún doble sentido: Se observa en ellos una alineación casi similar a la de los militares adiestrados en una formación de ceremonias…es increíble!, a veces da la impresión como si respondieran a un llamado único (no digo guión), sino, a un pensamiento lineal, recto, sin curvas…casi, casi perfecto. Estoy verdaderamente sorprendido de constatar tanta perfección, tanta decencia, tantas acciones adecuadas, pertinentes, apropiadas, acertadas; es como si los destinatarios de tantos elogios fueran Dios mismo. Estoy literalmente abrumado por tanta perfección y aclaro que no padezco de claustroperfeccionismo.
 Realmente me siento disminuido porque vivo en un país donde los gobernantes se equivocan a diario, beben en sus fiestas, salen con otras mujeres, les gusta la buena vida, regresar a casa los viernes y hacer una parrillada con sus amigos; cometen infracciones de tránsito, hablan con la boca llena; usan corbatas que no vienen con el traje; manejan autos grandes consumidores de combustible despojando a los dueños de los pozos de petróleo que sirve para refinar la gasolina que consumen; preparan y dirigen acciones punitivas con fuerzas élite para aniquilar enemigos de la raza humana.

Y lo anterior no es todo; si hiciera una relación total no me alcanzaría el blog completo; de modo que pienso que los que me dirigen como gobierno en USA son personas humanas como yo, con pasiones, ambiciones, gustos, deseos, anhelos; con pequeñas cosas buenas y malas; con secretos y meteduras de pata. Y si no me creen, lean cualquier periódico de este increíble país y no faltará un sólo día en que los audaces reporteros pongan a algún político “contra la pared” obligándolos a dar cuentas de sus actos deshonestos, fraudulentos o infieles con su pareja; no se escapa uno, ni el presidente; que por cierto, es como cualquier otra persona, IGUAL, no come más ni menos y su mandato es máximo de 8 años con suerte electoral.
 Pero aún así, aunque sean americanos, aunque tengan otra cultura, aunque hablen un idioma que no entiendo totalmente bien todavía, aunque no les interese nada material en mi patria, que es Cuba; aunque no sean ni acreedores ni deudores ni de los cubanos, ni del gobierno de la isla ni mío, los siento más cerca, más humanos, más equívocos. Y lo que más me gusta de ellos cuando se dirigen al pueblo es que no le piden más sacrificio, ni confianza, ni un voto de esperanza ni tratan de “desviar” sus desaciertos como políticos en otra “dirección”. Los he visto renunciar ante una montaña de acusaciones de haberle sido infiel a su esposa o haber utilizado una tarjeta de crédito con fondos de su partido para pagar una cena de negocios _una cena de negocios millonarios_ gastando mil o dos mil dólares como diferencia.

Mucho menos escucho a ninguno desatando pasiones de odio y venganza contra otro país, ni siquiera contra Pakistán que albergó demasiado tiempo sin percatarse de su existencia, al asesino de más de 3 mil personas civiles de un golpe y otra en otras acciones.

Cuando recuerdo estas vivencias y las comparo con los comentarios de elogios, halagos y otros etc., etc. que les hacen a los dirigentes de la isla; que los convierten aparentemente en “ángeles” con dos patas, me siento más reconocido e identificado con éstos, con los que se equivocan, con los que engañan a sus parejas, con los que son multados, con los que están obligados a atender a los periodistas y a dar una explicación al público sobre sus actos. Estos, los que fallan, los que tienen a su familia como centro de sus vidas y no al partido este o aquel, son los que siento más cerca, menos elevados, más humanos.

No me gustan los elogios como los que se escriben a diario en estos espacios contra esas personas y mucho menos me agradan los comentarios de algunos que incitan a la violencia, a los disparos, a los golpes.
Si os estáis preguntando por qué entonces lo visito, les respondo:
Porque es como los aprendo a conocer, queridos.

Jorge B. Arce


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