lunes, 4 de marzo de 2013

Por qué Marco Rubio ?


¿Por qué Marco Rubio?

 

¿Por qué el americano de origen cubano Marco Rubio, un semejante a cerca de 50 millones de hispanos residentes en los Estados Unidos no gusta a muchos de ellos?

Comencemos por su agenda política.

Marco es un joven abogado, político de 41 años, que comenzó su carrera después de licenciado como abogado al ser electo en su vecindad, Weston, Miami. Y ha ascendido en el Partido Republicano, no por lamer las botas de sus afiliados mayores, sino por su posición político-ideológica, por lo que representa en la actualidad, además de su carisma, liderazgo y, sobre todo, objetividad. Nótese que la médula estratégica de las ideas conservadoras de Rubio, no resaltan su apoyo a los multimillonarios, sino que es realista y objetiva porque sabe que es la clase media y la trabajadora las que impulsan y hacen crecer el país. Marco tiene en cuenta que una de las ideas de José Martí acerca del populismo y la envidia de aquellos que ven con ojeriza cómo algunos de sus iguales triunfan y consiguen sus sueños y ellos no; y es entonces cuando prefieren quedar ciegos para ver tuertos al hombre de éxito. Por eso las gentes tienen que contar con una base económica solida y propicia a invertir y crear nuevos negocios que requieren más empleados.

Rubio, como casi todo el mundo sabe, es descendiente de una familia de emigrantes cubanos que llegaron a Estados Unidos buscando una nueva oportunidad que no encontrarían en la isla si permanecían. No llegaron a ser millonarios, pero se esforzaron lo suficiente para proporcionarle una mejor vida a la familia en un clima donde las promesas de oportunidades no se subordinan a las inquietudes ideológicas de un presidente, sino a un sistema económico equilibrado con igualdad de oportunidades para todos. El senador Marco Rubio, como tanto otros millones de estadounidenses, termino de pagar la deuda del préstamo estudiantil para hacer su carrera recientemente. No representa en ningún concepto a los nacidos en cuna de oro o que hayan logrado comprar una cuna de oro. Su ascendencia es humilde, de clase trabajadora. Entonces, ¿cómo piensa?

No es un enemigo del gobierno como sus detractores afirman. Está en contra de un gobierno grande, paternalista, controlador, creador de programas a costa del erario público para “salvar la vida” a grandes grupos de personas que, de alguna forma, se colocan en situaciones para lucrar de estos beneficios públicos. Considera que el gobierno debe existir para equilibrar los intereses de las capas y estratos sociales no para convertirse en caja de caudales o en biberón.

Todos estos argumentos suenan bien, se dirán algunos, pero Marco Rubio está considerando como cubano, más que como americano y hay ciertos sectores de latinos influyentes en la Florida que esta nota lo desmarca de sus aliados…por diversas razones.

Existe un “diferendo”, por llamarle de alguna forma_, entre la comunidad cubana del Sur de la Florida y otras comunidades de Sur y Centroamérica, el cual persiste desde muchos años atrás; está vivo pero no se “maneja” abiertamente, no en publicaciones serias. Es una reticencia entre esos sectores por todo lo que “huela” a cubano, sostenido en que es una “mala semilla” proclive a la estafa, el fraude, el engaño, el timo y el robo. Acusaciones que no corresponde cuestionar ahora pero que se convierten en argumentos contra Marco Rubio indirectamente.

La segunda razón posee cierto vínculo con la anterior y es la de mayor consistencia.

Los cubanos se han visto favorecidos por la discutida Ley de Ajuste Cubano, la que les permite convertirse en residentes de Estados Unidos a los que alcancen territorio del país; privilegio que no favorece a otras nacionalidades, excepto en los casos de perseguidos políticos de gobiernos de otras naciones, tal y como versa el espíritu de la mencionada norma legal, porque es el caso de los cubanos que viven en su país bajo un régimen totalitario, donde son perseguidos y sujetos a procedimientos legales y extralegales sin ningún tipo de ayuda.

Esta diferencia con otros emigrantes permite que se sientan discriminados cuando en realidad no lo son según la ley, puesto que, salvo excepciones, son emigrantes por razones económicas, no políticas. Sin embargo mantienen alimentando cierta animadversión hacia los cubanos la cual no resuena porque no encuentra apoyo oficial en miembros del congreso o del senado, donde existe una digna representación de cubano-americanos que no poseen ninguna otra nacionalidad, ni siquiera la mejicana.

Y todo esto sin considerar que otros muchos demócratas liberales acusan al Partido Republicano de “transformar” a Rubio en Caballo de Troya dentro de los hispanos. Esta jugada es falsa y totalmente tendiente a “descalificar” a Marco Rubio y a su partido; carece de fundamento como hemos visto. No funciona.

Pero la posición política de Rubio respecto a 11 millones de inmigrantes ilegales lo trasciende, puesto que medularmente se opone a ofrecer una solución considerando a éstos por igual a otros inmigrantes que alcanzaron tierra estadounidense sin infringir las leyes. Lo acusan de déspota y de ir contra sus propias raíces. Crasso error, porque lo importante NO ES DEFENDER NACIONALIDADES O ETNIAS EN EL SENADO, SINO LA SOBERANIA DE LOS ESTADOS UNIDOS y, lo que nos hace fuertes, _ el imperio de la Ley sobre todos y cada uno de los estadounidenses.

La justicia social, como pináculo que debe gobernar un sistema sociopolítico, es uno de los sueños que busca incansablemente el ser humano desde antes, aún, de existir el Estado, cuando no se comprendía pero se aceptaba que el señor feudal se apropiara de la virginidad de la joven novia en la primera noche de bodas. Sin embargo, la línea que separa una sociedad de oportunidades para todos, respaldada por el imperio de la ley, como es la nuestra_, es muy delgada del igualitarismo vulgar y totalitario; por lo que los políticos deben moverse con extremado cuidado.

De manera que esos sectores liberales respaldados por la gran prensa, también liberal, no descansan en colocar el programa político de Marco Rubio del lado de los intereses de los multimillonarios a sabiendas, con toda intención, de que las mayorías se encuentran situadas en el lado opuesto de esos grandes intereses, haciéndole el juego o apropiándose de la vieja propaganda marxista que insiste en organizar la lucha de clases antagónicas entre obreros y ricos. No son más que armas de viejos y empolvados discursos de los primeros años del pasado siglo pero que reviven “artistas” del Socialismo del Siglo XXI cambiándole el nombre. Y como parte de esa estrategia de propaganda, insisten en respaldar que los hispanos le “están cambiando la imagen a los Estados Unidos”, en un pedante afán de movilizar las pasiones de los latinos dentro de Estados Unidos apuntando a los conservadores como sus acérrimos enemigos. El más claro ejemplo está en el reciente voto hispano recibido por el presidente Obama, quien en su campaña al primer mandato colocó la Reforma Migratoria como uno de sus objetivos presidenciales. En lugar de cumplirlo, durante los cuatro años de su gobierno fueron deportados más inmigrantes ilegales que en cualquier otro. Sin embargo, los latinos votaron mayormente por él que por Romney ( ¿???????.). Esa es la marca del cambio de imagen que están haciendo los latinos: La mayoría no vota por la gestión administrativa y sus resultados, sino por el subyugante discurso del líder. Igualito que en las repúblicas bananeras donde “brillan” los caciques que se distinguen por alardear.

¿Por qué adoptar posiciones nacionalistas o étnicas para respaldar a millones de personas que por su propia voluntad infringieron la ley que debemos esforzarnos por cumplir todos y así no convertir a este país en otro Macondo? Penetrando subrepticiamente dentro del territorio de Estados Unidos, burlando la custodia de la frontera o incumpliendo el mandato de regresar a su país de origen antes de cumplirse el permiso de la visa de turista, no es como se consigue hacer grande a este país. ¿No es acaso esa conducta una infracción de ley? ¿Por qué entonces se pretende que deban recibir igual calificación para legalizarse que otros que se han doblegado a ella? ¿Perdonar esta infracción y perdonar a quienes lo hicieron no coloca a Estados Unidos en situación de indefensión ante el terrorismo? ¿Perdonar esa conducta no viola el propio espíritu de Imperio de la Ley? Actuando así se crearía un nefasto precedente y las fronteras estarían menos seguras.

La posición política del senador Marco Rubio respecto a esos millones de personas que viven en la “oscuridad” es clara, básica, justa y no se aprovecha de ellas para convertirla en voto seguro en el futuro como hacen algunos políticos que de repente son más hispanos que los propios hispanos. ¿No haría eso Marco Rubio si fuera un político oportunista? ¿Acaso no optaría por “trabajarlos” desde ahora para convertirlos en sus potenciales votantes dentro de 4 años?

Eso es honestidad y fidelidad a sus ideales y en esos son los políticos en quienes confío; en quienes debemos confiar.

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