lunes, 1 de octubre de 2012

El verdadero daño.


El verdadero daño.

Con mucha frecuencia observo a politólogos y analistas y a otros expertos en Economía, polemizar sobre el futuro de Cuba post castrismo y se inicie el proceso de reconstrucción de  una nueva sociedad de democracia representativa genuinamente cubana pero al estilo estadounidense. Y constato que unos y otros se afanan en demostrar el desequilibrio del bienestar de los cubanos con otros habitantes de las islas del Caribe o de Latinoamérica; o en que los cubanos perciben un promedio de 10 dólares al mes como salario oficialista lo que significa un alto nivel de pobreza e incapacidad de adquirir los productos de la canasta básica; o que la principal fuente de ingresos en moneda dura, la industria azucarera, ha sido desmantelada y que de unos 7 millones de toneladas métricas de azúcar de caña producidas en 1957-1958, el país apenas produce 3 milagrosamente; o que por falta de experiencia las tierras cultivables no han recibido la debida y necesaria rotación de los cultivos y se han empobrecido o salinizado; o que el conjunto arquitectónico se derrumba a pedazos por falta de mantenimiento; o que las industrias implantadas post revolución funcionan con perdidas incosteables; o que la explotación de recursos y / o servicios con capital extranjero solo rinde ganancias al inversionista pero no es una vía para el cubano; o que anualmente emigran entre 15 y 20 mil cubanos huyendo de ese desastre que es el “proyecto cubano” lo que muchos interpretan como una evidencia del colapso político y económico; o que algunas industrias, vaquerías y otras fuentes productoras de residuos dañinos al medio ambiente, viertan éstos en ríos y en el océano. Se haría muy largo abordar la lista de problemas que tiene el gobierno cubano para salir “a flote” a los que hay que añadirle que las fuentes prestatarias ajenas a capital estadounidense se niegan a desembolsar crédito por el pésimo historial crediticio del gobierno y sus elaborados ensayos para cancelar y condonar la deuda exterior de todos los países del Tercer Mundo durante los años finales de los 70’ y principios de los 80’, además de que el mayor mercado del mundo, apenas a 90 millas de distancia, tampoco concede empréstitos y solo envía algunos alimentos pre pagados.

Los expertos cuando publican estos estudios los apuntalan con genuinas y alarmantes cifras, estadísticas y comparaciones con otros países como Haití, por ejemplo, y concluyen que se necesitarían entre 15 y 20 años con una constante inyección de capital para hacer cambios estructurales, humanos, de mercado y laborales a fin de poner en movimiento el sistema productivo nacional que hoy ni siquiera cubre las necesidades internas. Un fracasa, decretan.

Pero lo que verdaderamente no escucho es a los debidos expertos considerando las dimensiones y soluciones a un daño paralelo al referido, solo que mucho más grave: El daño social, el daño humano.

No es un error. Existe el daño social, referido a la interrelación del individuo con los demás, como ser social y el daño humano, particular y específico a la persona como ente educado bajo un sistema férreo de enseñanza.

Pero usted no se empeñe en dialogar con expertos, acudir a fuentes informáticas, visitar anónimamente la isla y hacer estudios, entrevistas y sondeos; pedirla al gobierno cubano o a la UNESCO, nada de eso. Si usted quiere saber cuál es el daño social y humano ocasionado por el autoritario código de educación del régimen cubano, visite cualquier lugar donde el “cubaneo” es evidente.

¿Qué es el cubaneo? Bueno, es simple, brevemente le contesto que es la “creación” artificial y reducida del mismo “hábitat” social en que se vive en Cuba; para lo que se implementan los “métodos” para “resolver” al estilo de la isla, sólo que en cualquier punto geográfico desde Key West a Orlando; en cualquier almacén, factoría, taller, restaurante, supermercado, dealer de autos…en cualquier sitio donde trabajen varios cubanos.

No es que sean unos bichos malos ni unos aprendices de criminales, no, nada de eso; pero es lo que saben hacer, de verdad o ¿cómo usted piensa que se sobrevive en Cuba si el gobierno le subsidia 5 libras de arroz para 30 días?; ½ libra de pasta de oca, ¼ de libra de pollo congelado y ½ libra de frijoles colorados duros como la puñeta. ¿No lo cree? ¿O cómo cree que se las ingenian los cubanos para ir a trabajar todos los días si el transporte es peor que el de Miami?

Pues sí, aquí en Miami, los protagonistas de las incesantes estafas a programas públicos y privados son cubanos. Los robos de alimentos de almacenes y supermercados son liderados por un cacique cubano. Las jugarretas para “tumbarle” 10 mil tablas a las aseguradoras de autos del PIP tirando los carros a los canales de Miami, ¿de dónde usted cree que come front?, de Cuba. Si la policía neutraliza una casa convertida en hidropónico de Cannabis, el “tipango” que controlaba el régimen de las plantitas se graduó por los años 80-90’ en un tecnológico o en una universidad cubana. ¿No lo cree?, pues visite los archivos públicos de la fiscalía.

Y una participación extraordinaria tuvieron mis compatriotas cuando Miami era el centro principal del trafico de drogas fuertes instaladas por los colombianos durante los 70-80’.

Pero no quiero terminar esta apología medio en serio medio en broma, sin añadir que este daño socio-moral es contagioso. ¿Qué tampoco lo cree?, Pues le recuerdo que de los fraudes políticos y los políticos fraudulentos reos o juzgados pero absueltos no probados en el Gran Miami, fueron protagonizados por cubanos nacidos allá o descendientes nacidos aquí. (Parece que hay un componente genético muy grande; habría que investigarlo; pienso comunicarme con la NASA).

Si no me cree, investigue por su cuenta. Yo lo hice. Busque, por ejemplo en los archivos de El Nuevo Herald todo lo relacionado con fraudes y cambalaches políticos y se sorprenderá del alcance del “cubaneo”.

¿Así qué…qué me dice?










Jorge B. Arce

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