viernes, 12 de octubre de 2012

Clonación del estado venezolano.


Clonación del estado venezolano.

¿Para qué necesita Venezuela un ejército dentro de otro ejercito?

No es un disparate, no. Los propósitos del presidente reelecto son muy definidos y responden a un fin configurado de antemano.

Las fuerzas armadas de Venezuela están dotadas de efectivos y armamentos que los equiparan al resto de su tipo en Sudamérica. Históricamente ha sido así, incluso ha estado colocada durante años detrás de Argentina y Brasil y a la par de Chile. No obstante, recientemente se han logrado acuerdos de compraventa con Rusia con cifras millonarias para obtener nuevos cazas, helicópteros, artillería, buques y submarinos, así como hasta una fábrica de fusiles de asalto además de los adquiridos por millares. ¿Para qué?; ¿quién o quiénes amenazan la integridad territorial venezolana?; ¿qué país prepara agredir a Venezuela?

A ese incremento y modernización se suma la voluntad de crear, organizar, preparar y armar a más de 115 efectivos milicianos como parte del ejército pero bajo el comando de la casa de gobierno ¿…?.

¿Para qué necesita el presidente de Venezuela tales efectivos?

Lo cierto es que tales propósitos son recordatorio de que algo semejante se produjo hace unos 50 años en Cuba, cuyo gobierno es aliado No. 1 del presidente Chávez.

Un poco de historia.

Después de hacerse pública la intención de socializar la sociedad y el estado cubanos, los adversarios se alzaron en armas y había grupos rebeldes actuando dispersamente en algunas zonas montañosas de la isla. Con el pretexto de liquidar esos grupos, Castro organizó, reclutando del pueblo que lo seguía ciegamente, los batallones de milicianos que terminaron por rodear y acorralar a los rebeldes conocidos como “alzados” y luego someterlos a cruentos juicios sumarios que terminaban en el paredón de fusilamiento.

Esos batallones de milicianos, una vez liquidados esos grupos, permanecieron activos y combatieron en Playa Larga y luego se convirtieron en oficiales del ejército tomando los cursos de cadetes respectivos. De ser una fuerza miliciana popular, se transformaron en el corazón del ejército cubano, los oficiales, el comando de fuerzas que luego protagonizarían acciones militares en distintos puntos del planeta. Esa es la historia.

Pero…hay un pero. Esos grupos de milicianos, gente de pueblo incondicional a Castro, pasaron a desempeñar un papel amedrentador de la voluntad de los cubanos, porque eran usados para robar la propiedad privada a los propios ciudadanos.

¿Cómo olvidar la imagen del miliciano con su fusil checo acompañando al interventor de la bodega de la esquina ante la mirada impasible de los vecinos, los que algunos se burlaban del chino o del gallego bodeguero porque no pagarían todo lo que tenían apuntado como crédito?

Los milicianos en Cuba formaron parte del “paisaje pueblerino” de cualquiera de los que abundan en la isla; y eran una fuerza persuasiva contra los disidentes.

Los arrestos, la custodia de sospechosos por cientos en los estadio de pelota cuando Playa Larga o cuando encontraban armas en un registro en la esquina, eran milicianos; su presencia era inevitable; ¿por qué? Porque Castro quiso que fueran vistos así, como amigos, primos, vecinos, conocidos que se unían a él en contra de todo lo que se opusiera a él.

En la Alemania Nazi sucedió lo mismo con las tropas SS, que en un principio eran la guardia personal del canciller del III Reich y luego alcanzaron la cifra de un millón de militares con un marcado proceder incondicional e inescrupuloso.

Es conocido que Hitler desconfiaba de sus generales de las tres armas; Chavez también. Si coloca esa formidable fuerza bajo su mando directo, será disuasiva de cualquier intento de choque proveniente de los sectores armados. Lo sabe, él fue protagonista de uno.

Si en una sociedad democrática comienzan a aparecer estos “fantasmas”, no podemos dudar de que su fin como tal, esté cerca y en Venezuela el Autoritarismo dará paso al Totalitarismo si no se produce un milagro.

 

Jorge B. Arce

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