domingo, 3 de marzo de 2013

Por qué éste sí y el de Martí no ?


¿ Por qué éste sí y el de Martí no?

 

Trabajo en una empresa en Hialeah con más de 35 años de fundada. Su dueño es un americano de pura sepa, conservador y por demás judío.

Este medio laboral donde me desenvuelvo diariamente está conformado por cubanos en su inmensa mayoría. Sólo algunos colombianos, haitianos, jamaicanos y cubano-americanos, por supuesto.

La administración también es realizada por cubanos y americanos. Como el grueso de los empleados maneja el idioma Español, éste es el que se habla mayormente en la actividad fabril. En fin, es un “clima” acentuadamente cubano con reglas yanquis.

En la entrada principal para empleados al edificio, se haya el célebre reloj de control de entradas y salidas presidido por una tablilla donde se colocan noticias, informaciones y otros anuncios sobre seguridad.

Desde hace varios meses, alguien que desconozco quién, colocó en la tablilla un tabloide que recoge una especie de proeza ejecutada por un americano que marca un ejemplo de dignidad y grandeza. Allí ha estado colocado al alcance de nuestro examen visual y de curiosidad por largo tiempo. Por supuesto, en idioma Inglés.

El lunes pasado, hace dos días, me encontraba haciendo mis “tareas” en mi ordenador en casa, cuando encontré una “máxima” de José Martí que se adapta muy bien a la actualidad de Estados Unidos donde unos pujan por soltarle las manos a los empresarios para que avance la economía y otros se empecinan en subirle los impuestos para hacer más grande al gobierno. Curiosamente, este pensamiento de Martí se refiere con severidad a aquellos trabajadores que no triunfan en su empeño y critican, atacan y envidian a los que han logrado materializar sus sueños y paradójicamente me recordó a Abraham Lincohn que se refirió a que el país no podría crecer repartiendo las riquezas de los ricos entre los pobres.

De modo que me entusiasmé con hacer pública esta especie de paradojas entre mis compañeros. La imprimí y coloqué debajo del  folletín existente en el lugar.

A menos de 48 horas había desaparecido y no supe cuándo, quién o cómo, pero admito que me sorprendió e indignó porque el primer sentimiento que experimenté fue el de discriminación hacia Martí y más porque él no puede defenderse.

Así que, luego de pensar qué sería lo mejor como respuesta a esta actitud asumida por alguien, me dirigí al sitio marcador negro en mano y dejé la siguiente nota de mi puño y letra debajo del folletín:

 

¿ “Por qué éste sí y el de Martí no?”

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