miércoles, 17 de abril de 2013

Planes de secuestro político.


Planes de Secuestro Político.

Ante la casi mágica subida en la intención de voto del candidato opositor H. Capriles, el sub gobierno de Maduro, alentado por una mano de ultramar, elaboró,_porque a él por sí sólo no se le ocurriría_, un gran plan para robarle el triunfo a la oposición, de modo de sortear habilidosamente el peligro que se cernía sobre el proyecto Venecuba y que crecía exponencialmente.

Plan A: El CNE, manipulado por el falso gobierno, declararía ganador a Maduro con cifras de poca ventaja para no despertar suspicacias de los más avispados. Al final el candidato oficialista, devenido presidente complotado por obra y gracia del congreso ( asamblea), el tribunal supremo y el gobierno castrense de La Habana, se sentaría en el altar espurio chavista, nacido de la violencia del golpe de estado.

 

Plan B: Si las cifras favorecen a Capriles inequívocamente, declararían lo contrario. La oposición protestaría y reclamaría un conteo de votos por boletas, lo cual lo impediría el “accidente” producido por la inexperiencia de los funcionarios a cargo de las urnas que las trasladaron e incineraron sin “premeditación” en un infantil error excusable que borró las evidencias del objeto de la protesta. Estos funcionarios serían convenientemente sancionados y exonerados poco después de que bajara la tensión.

 

Plan C: A pesar de las explicaciones del CNE de no ser posible el conteo de las boletas por el motivo del Plan B, la oposición, respaldada por una gran mayoría de los votantes por Capriles se lanza a las calles en furibunda protesta por el “secuestro”. Estas manifestaciones son aplastadas por efectivos de la policía y la guardia nacional que acuden al llamado del presidente para poner fin a las muertes que se producen entre los manifestantes a manos de tiradores aislados colocados exprofeso en sitios elegidos de antemano. Se decreta el toque de queda por unos días con otras medidas de retén. Las pasiones se apaciguan. No cesan las persecuciones a principales figuras de la oposición por cualquier motivo, su encierro y pesquisas de procesamiento penal. El miedo comienza a florecer entre los venezolanos ante la impunidad del omnipotente estado sin herramientas de protección legal.

 

Pero este Plan C, trágico, drástico, desesperado, no ha hecho falta aplicar por ahora porque las protestas programadas para hoy han sido suspendidas por el líder opositor ante el temor de muertes entre la población por la acción agresiva del gobierno, dejando así escapar una oportunidad de efervescencia política que no volverá a producirse en largo tiempo. Comienza a morir el enardecimiento que ha producido el escarnio político elaborado desde La Plaza de la Revolución en La Habana. Continuará el desmantelamiento de lo poco que queda de la institucionalización democrática venezolana. Se percibe la “reproducción” de todos los episodios de la otrora Revolución Cubana.

 

Jorge B. Arce

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