viernes, 27 de septiembre de 2013

Pasando la vista.

He pasado la vista por los comentarios que aparecen a propósito del artículo y debo admitir que estoy reviviendo mis años de adolescentes cuando discutíamos en mi barrio de gente pobre, hace más de 50 años sobre este mismísimo tema. Entonces el mundo era más pequeño porque no existían aún los dos fenómenos que han marcado la humanidad: las computadoras y el Internet. De manera que nos acercábamos a USA a través de los libros, revistas, películas ( cuando aquello no leía aún libros de esmerada cosecha ), que en mi país abundaba porque siempre tuvo un comercio preferencial con Estados Unidos, Cuba, tanto que hasta el auto del año y los TVs se usaban simultó0neamente porque llegaban con el ferry de Cayo Hueso. Y para no divagar, básicamente nos enlsalzábamos en aquellas discusiones de cuál es mejor o peor de cosas tan insignificantes como la goma de mascar o los aviones de reacción que entonces eran un rotundo avance de la aeronáutica yankee, surgimiento de los Jets que pusieron el mundo militar a sus pies al lograr la supremacía aérea.

 
 Por supuesto, se acababa de declarar la no declarada "guerra fría", y los soviéticos estaban del otro lado. En casi todas las discusiones ganaban los americanos, claro, no puedes comparar un auto estadounidense de cualquiera de sus marcas con un Lada o un Mosvik, por ejemplo; o un camión Ford comercial con un Zil 130. Y de las películas, ni qué decir, espantarse una película rusa era ...ya lo dije, un espanto, y los cines quedaban abandonados a unos bochornosos espectadores frenéticos defensores del bolchevismo. Y tantas y tantas otras cosas más surgían en aquellas conversaciones y los héroes que todo joven tiene a mano y que brotan de las novelas y los filmes que unos años más tarde fueron derribados por los "bolos soviéticos", apodo conque conocíamos a los rusos y sus máquinas, extraordinariamente rudimentarias y rústicas. Pero eso ya es otra cosa.
En fin, que ahora, a mis 62 y viviendo en el país que admiré siempre porque crecí amándolo y reconociendo que eran los "buenos" y no los "malos", enfrento el mismo debate entre gente que mira el mismo río pero desde orillas opuestas que son artificiales, fruto del dinamismo del comunismo y su perfomance actualizado, el populismo que coloca al estado y sus mágicos líderes a tomar las decisiones que te conciernen a ti exclusivamente, a decirte qué has de hacer en cada momento, a mostrarte cuál es el camino que debes seguir para ayudar a tu propio pueblo en contra del imperialismo y todo ese bla bla bla que cabe y se adentra en la cabeza de la gente como si fuera algo mágico. Que no es magia, por cierto; discurso diseñado para evocar una realidad utópica y anhelada por todos los pobres del mundo que no pierden la esperanza de vivir mejor, por lo que la promesa se convierte en un arma perfecta para arrastrar a multitudes que no quieren tomarse el esfuerzo de pensar y deducir por sí mismos. Es más fácil que cierto padre superior venga del cielo y te diga cómo puedes mejorar tu vida sin esfuerzo, solo apoyándolo ciegamente. Es más cómodo, es más sabroso, que "perder el tiempo" haciendo comparaciones, buscando estadísticas, discutiendo con personas que dominan el tema, en fin, adentrándote en tu entorno social para saber a dónde te llevan en realidad y descartando el doble discurso aquel que dice algo parecido a cuando llueve en un lugar y en otro no: Lluvia anunciada al 40 % y no llueve en tu barrio; se equivocaron los borrachos de meteriología; no, dicen sus defensores, lo que ocurre es que tu barrio no quedó incluido en ese 40 %. De la misma manera las cosas malas, desastrosas que ocurren ante tus ojos en este tipo de gobierno, siempre encienden la duda razonable de que "en tu barrio no tocó", pero en el resto sí.

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