La
responsabilidad de informar e informarse.
La delgada línea-límite de
la integridad.
En este cambiante y
competitivo mundo donde vivimos, sujetos a las leyes del mercado, es importante
tener y mantener con comprensión y claridad la posición y aporte que se hace
dia a dia mediante el trabajo, a la sociedad. Esto es un dogma “moralista” (para
algunos) y moral (para otros), pero distinguible para todos.
Si eres un inspector de
control de la calidad en una fábrica donde se producen barrenas, debes tener
muy claros y definidos cuales son los patrones tecnológicos que debe requerir
el producto terminado porque no solo “se vende” la cantidad medida en unidades,
sino la calidad de cada unidad construida.
Si eres un profesional de la
noticia, o como suele llamarse, reportero, tienes en tus manos una sagrada
atareas porque está relacionada con uno de los más importantes valores democráticos
y derechos civiles: La información. Dentro de esta tarea asumo que hay dos
vertientes; aquella que está dada por la responsabilidad de detectar y reportar
un hecho de connotación social y que se basa fundamentalmente, en hacer una descripción
del mismo de forma precisa, entendible y convincente. La segunda vertiente
posee un ribete similar pero se agrega la actividad del reportero de manera
investigativa, es decir, encontrar, si los hay, antecedentes del hecho,
consecuencias para todos y su seguimiento. Se trata de una labor de terreno.
Pero encima de estas dos especificidades
influencia el criterio, inclinaciones, carácter, personalidad, ideología
política, credo, étnica, etc porque el reportero es un ente individual.
Muchas veces escuchamos a
personas de extrema izquierda manifestar que los poderosos medios noticiosos
manejan al mundo mediante la información. Esta afirmación es cuestionable, pero
no es el caso ahora. Básteme decir que la información la manejan todos; unos
con un propósito: Lucro y otro: Manipulación ideológica. En mi opinión ambas
son manifestaciones extremas y no merecen mi respeto. Aunque es muy bueno ganar
dinero, es loable hacerlo honestamente. En cuanto a manejar “la información”
para engañar a multitudes, es un crimen si se aprovechan del poder político.
Retomando la idea, el
periodista honesto ha de estudiar el cuestionario central que forma el cuerpo
de la entrevista al líder político, cuidando de los patrones de respeto, cortesía
y abarcabilidad de los temas puesto que su posición le debe a todos lo que
usaran esa información independientemente de las inclinaciones personales del
entrevistador.
Digamos, por ejemplo que
usted es el reportero y tiene inclinaciones políticas liberales. Usted respalda
al partido liberal, vota por el partido liberal y está convencido que el
programa de ese partido es el adecuado. El líder que entrevistará es del
partido opositor, conservador, y el tema elegido y aprobado por sus editores
abarca la guerra. Como este tema es amplio y se ramifica no solo a la defensa
sino a otros intereses, usted elaborará el cuestionario que sea
abarcador-generalizador pero con apéndices de cada uno de los puntos a tratar según
las respuestas; más un pequeño guión adaptables para improvisar de acuerdo a
las respuestas.
Si es usted un reportero
íntegro, lo que significa deforma general que no sólo se preocupa por sus
intereses propios, de grupo, de trabajo, usted dirigirá la entrevista para que
cada uno de los segmentos que conforman el entramado social se sientan
representados durante la entrevista como si participaran preguntando por sus
propios intereses.
Como usted es íntegro, usted
“sacrificará” sus intereses personales o de grupo para representar un
conglomerado mayor. Probablemente tendrá que defender esta posición frente a
sus productores y editores pero sabe que vale la pena hacerlo porque lo
considera justo o mejor ante otros criterios más lucrativos o más
espectaculares. Tal vez hasta lo adjetivisen de mediocre pero usted sabe que no
lo es.
Por estas razones que
enumero, opino que el lector de la noticia que nos ofrecen en bandeja de plata,
debe esforzarse por convertirse en un lector analítico y masticar la píldora convertida
en noticia antes de tragarla. No hay cosa mejor que pensar con el propio
cerebro.
Pero si usted abandona los
criterios de integridad y diversidad para elaborar un formulario lleno de “trampas”
tendidas al entrevistado en busca de colocarlo en una posición de ridículo y “anotarse”
un punto en su agenda personal, entonces se guiará por la estrategia de
pacotilla y codo a codo con editores y productores dejará terminado un trabajo
que, paradójicamente, se venderá mucho pero tendrá menos valor. Usted habría dado
un paso hacia la mediocridad alejándose de los cánones más ortodoxos de la
justicia social. Ganará más, lo solicitarán más, pero cuando “hable” con su
almohada se maldecirá y mascullará palabrotas contra sí mismo, porque
comprenderá que es usted el primer engañado y el instrumento para engañar a los
demás.
Jorge B. Arce
No hay comentarios:
Publicar un comentario