Manipulación de la irritación.
A la luz de los
acontecimientos en el Oriente Medio durante los cuales las sedes diplomáticas de
USA en Egipto, Yemen y Libia han sido blanco de ataques armados protagonizados
por supuestos civiles como represalia a las imágenes de Internet en las que
Mahoma es ridiculizado, sin dejar de ser una manifestación de la libertad de
opinión de un residente en los Estados Unidos, derecho amparado por la
constitución y que es respetado desde el primer mandatario hasta el último
estadounidense, pero que a la “forma de ver” del Islam representa una especie
de blasfemia religiosa.
Muchos pensaron que
decapitando al No. 1 de la organización terrorista-islámica Al Queda, Bin Laden,
el peligro y las acciones hostiles contra Estados Unidos y sus intereses en el
mundo iban a cesar o al menos disminuir. Vemos que no es así.
No soy adicto a las llamadas
“teorías de las conspiraciones” que abundan en el cine, pero me inclino a creer
que esos ataques armados no son otra cosa que la manipulación de los sujetos
airados con las imágenes para obtener un fin político. Supongo que todo comenzó
cuando esos elementos aislados manifestaron su malestar lanzando gritos e
improperios en la calle o en pequeños círculos como ya hemos visto en otras
oportunidades de las micro revoluciones
del Oriente Medio. Y que los círculos más radicales islámicos han sabido
aprovechar para convertirlos en un arma contra Estados Unidos.
Lo primero no es censurable
ni debe sorprender a nadie, puesto que el sistema social imperante en las tres
naciones donde se produjeron los ataques, han estado dirigidas durante décadas por
regímenes autocráticos y autoritarios, con contadas y limitadas libertades
civiles. La libertad de expresión, por ejemplo, ha sido un lujo en tales sitios
porque aparte de que la Sharia se manifiesta en la vida cultural y social, los sistemas
políticos que han imperado por decenios han sido totalitarios.
De modo que pensar y
expresarse distinto a tal dogma y la consecuente represión no es un quehacer
que puedan darse los habitantes de esas naciones tal y como ocurre en Estados
Unidos. Por ello es entendible que la libertad de pensamiento y expresión, tal
como se ejercitan en nuestro país más la globalidad de los sistemas de
intercambio de información brindan, provocan tales consecuencias en esos
sectores.
Pero eso es una cosa y un
ataque a una embajada es otra; es un acto no de expresión de pensamiento, sino
un crimen condenable hasta en tales países. Es cierto que las imágenes son
crueles con los personajes que representan los actores de acuerdo con los
dogmas religiosos islámicos y que ciertamente no hay ni una sola gota de arte
en tales imágenes por lo que el malestar es entendible y crea un sentimiento de
solidaridad entre los que lo expresan; considerando que en esos países las
familias obligan a los descendientes a practicar la fe diariamente, se
desprende que el numero de irritados es alto, sumamente alto. Al Queda sabe
eso; se mueve en tales escenarios. De ahí que resultara fácil redirigir esa
irritación en busca del caos. Unos discursitos enaltecedores y envalentado res;
unos fusiles de asalto y lanzacohetes disponibles, un bombazo y estallará la
irritación.
El caos de uno de los
objetivos que persigue cualquier ataque terrorista. Espero que nuestros
analistas políticos y de inteligencia marquen las pautas.
Jorge B. Arce
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