El verdadero daño.
Con mucha frecuencia observo
a politólogos y analistas y a otros expertos en Economía, polemizar sobre el
futuro de Cuba post castrismo y se inicie el proceso de reconstrucción de una nueva sociedad de democracia
representativa genuinamente cubana pero al estilo estadounidense. Y constato
que unos y otros se afanan en demostrar el desequilibrio del bienestar de los
cubanos con otros habitantes de las islas del Caribe o de Latinoamérica; o en
que los cubanos perciben un promedio de 10 dólares al mes como salario
oficialista lo que significa un alto nivel de pobreza e incapacidad de adquirir
los productos de la canasta básica; o que la principal fuente de ingresos en
moneda dura, la industria azucarera, ha sido desmantelada y que de unos 7
millones de toneladas métricas de azúcar de caña producidas en 1957-1958, el país
apenas produce 3 milagrosamente; o que por falta de experiencia las tierras
cultivables no han recibido la debida y necesaria rotación de los cultivos y se
han empobrecido o salinizado; o que el conjunto arquitectónico se derrumba a
pedazos por falta de mantenimiento; o que las industrias implantadas post revolución
funcionan con perdidas incosteables; o que la explotación de recursos y / o
servicios con capital extranjero solo rinde ganancias al inversionista pero no
es una vía para el cubano; o que anualmente emigran entre 15 y 20 mil cubanos
huyendo de ese desastre que es el “proyecto cubano” lo que muchos interpretan
como una evidencia del colapso político y económico; o que algunas industrias, vaquerías
y otras fuentes productoras de residuos dañinos al medio ambiente, viertan
éstos en ríos y en el océano. Se haría muy largo abordar la lista de problemas
que tiene el gobierno cubano para salir “a flote” a los que hay que añadirle
que las fuentes prestatarias ajenas a capital estadounidense se niegan a desembolsar
crédito por el pésimo historial crediticio del gobierno y sus elaborados
ensayos para cancelar y condonar la deuda exterior de todos los países del
Tercer Mundo durante los años finales de los 70’ y principios de los 80’, además
de que el mayor mercado del mundo, apenas a 90 millas de distancia, tampoco
concede empréstitos y solo envía algunos alimentos pre pagados.
Los expertos cuando publican
estos estudios los apuntalan con genuinas y alarmantes cifras, estadísticas y
comparaciones con otros países como Haití, por ejemplo, y concluyen que se necesitarían
entre 15 y 20 años con una constante inyección de capital para hacer cambios
estructurales, humanos, de mercado y laborales a fin de poner en movimiento el
sistema productivo nacional que hoy ni siquiera cubre las necesidades internas.
Un fracasa, decretan.
Pero lo que verdaderamente
no escucho es a los debidos expertos considerando las dimensiones y soluciones
a un daño paralelo al referido, solo que mucho más grave: El daño social, el
daño humano.
No es un error. Existe el
daño social, referido a la interrelación del individuo con los demás, como ser
social y el daño humano, particular y específico a la persona como ente educado
bajo un sistema férreo de enseñanza.
Pero usted no se empeñe en
dialogar con expertos, acudir a fuentes informáticas, visitar anónimamente la
isla y hacer estudios, entrevistas y sondeos; pedirla al gobierno cubano o a la
UNESCO, nada de eso. Si usted quiere saber cuál es el daño social y humano
ocasionado por el autoritario código de educación del régimen cubano, visite
cualquier lugar donde el “cubaneo” es evidente.
¿Qué es el cubaneo? Bueno,
es simple, brevemente le contesto que es la “creación” artificial y reducida
del mismo “hábitat” social en que se vive en Cuba; para lo que se implementan
los “métodos” para “resolver” al estilo de la isla, sólo que en cualquier punto
geográfico desde Key West a Orlando; en cualquier almacén, factoría, taller,
restaurante, supermercado, dealer de autos…en cualquier sitio donde trabajen
varios cubanos.
No es que sean unos bichos
malos ni unos aprendices de criminales, no, nada de eso; pero es lo que saben
hacer, de verdad o ¿cómo usted piensa que se sobrevive en Cuba si el gobierno
le subsidia 5 libras de arroz para 30 días?; ½ libra de pasta de oca, ¼ de
libra de pollo congelado y ½ libra de frijoles colorados duros como la puñeta. ¿No
lo cree? ¿O cómo cree que se las ingenian los cubanos para ir a trabajar todos
los días si el transporte es peor que el de Miami?
Pues sí, aquí en Miami, los
protagonistas de las incesantes estafas a programas públicos y privados son
cubanos. Los robos de alimentos de almacenes y supermercados son liderados por
un cacique cubano. Las jugarretas para “tumbarle” 10 mil tablas a las
aseguradoras de autos del PIP tirando los carros a los canales de Miami, ¿de dónde
usted cree que come front?, de Cuba. Si la policía neutraliza una casa
convertida en hidropónico de Cannabis, el “tipango” que controlaba el régimen de
las plantitas se graduó por los años 80-90’ en un tecnológico o en una
universidad cubana. ¿No lo cree?, pues visite los archivos públicos de la
fiscalía.
Y una participación extraordinaria
tuvieron mis compatriotas cuando Miami era el centro principal del trafico de
drogas fuertes instaladas por los colombianos durante los 70-80’.
Pero no quiero terminar esta
apología medio en serio medio en broma, sin añadir que este daño socio-moral es
contagioso. ¿Qué tampoco lo cree?, Pues le recuerdo que de los fraudes políticos
y los políticos fraudulentos reos o juzgados pero absueltos no probados en el
Gran Miami, fueron protagonizados por cubanos nacidos allá o descendientes
nacidos aquí. (Parece que hay un componente genético muy grande; habría que
investigarlo; pienso comunicarme con la NASA).
Si no me cree, investigue
por su cuenta. Yo lo hice. Busque, por ejemplo en los archivos de El Nuevo
Herald todo lo relacionado con fraudes y cambalaches políticos y se sorprenderá
del alcance del “cubaneo”.
¿Así qué…qué me dice?
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