Ciudadanos
o sociedades sin control.
Los seres humanos atraviesan
un intenso andar desde que son independientes emancipados de la tutela de los
padres hasta que fallecen.
Su conducta, alcance y
consecuencias de sus decisiones durante el trayecto suelen a veces ser tan
transcendentales que gravitan sobre el individuo durante varias etapas.
Como sabemos, es más
vulnerable en las etapas relacionadas con la pubertad, donde los retos son
constantes y la curiosidad peligrosa.
Es un hecho demostrable que
cuando ese individuo en su etapa de mayor vulnerabilidad cuenta con buenos
tutores y ejemplos, conforma un carácter y una personalidad que los convierte
en seres responsables y creativos.
Como ser social, el humano
requiere de un contacto y relación constantes con otros individuos, de ahí que
fuerzas psicológicas importantes como el amor filiar, el amor al otro
individuo, a auto prepararse, al trabajo, a las artes y otras manifestaciones, desempeñen
un rol decisivo en el inicio, desarrollo y fin de ese largo y embarazoso camino
que conocemos por vida.
Ser responsables de la
familia es el más importante de todas las responsabilidades que debe aprender
el ser humano. Es tan importante que la impronta que pueda cifrar en su empeño
lo trascenderá. Ser responsable de la familia obliga al hombre y a la mujer a
esforzarse por conseguir honradamente lo necesario para su supervivencia en un
medio social que como sabemos, tiene tendencia a encarecerse.
En este punto hay que
comprender correctamente que ese amor responsable por la familia está limitado
a los esfuerzos propios y no de terceros.
Con frecuencia observamos a
nuestro alrededor que individuos que conforman una pequeña familia, se
comportan con marcada tendencia a obtener ilícitamente, o mejor,
deshonestamente, algunos bienes o beneficios de origen sociales a cuenta de gobiernos
locales, estatales o federal.
¿Cómo lo hacen? Muy simple.
Madres de hijos pequeños solicitan ayuda a esos programas alegando que son
madres solteras y que no consiguen ganar lo suficiente para sus hijos y ella
misma en los bienes primordiales. Esos programas proveen a esas madres,
provenientes de los fondos públicos, de una ayuda que les permite abastecerse
de lo necesario para la canasta familiar: alojamiento, alimentos, vestidos,
electricidad, cuidado de menores. Merece la pena indicar que esos programas
reciben los fondos de las recaudaciones de impuestos sociales, o sea, las
contribuciones que hacemos todos por beneficiarnos de una sociedad organizada y
con ayuda como la que indico.
Pero realmente esa madre no
es soltera. Ha mentido. Posee una pareja que trabaja y gana un sueldo, vive
junto a ella y con mucha, mucha frecuencia es el verdadero progenitor de uno o
todos los hijos. Esa mujer ha mentido y lo ha hecho con afán de lucro pues lo
que ganan juntos les permite solver sus necesidades más apremiantes. Pero eso
no basta. Prefiere mentir por disfrutar de otras bondades de la sociedad de
consumo; teatros, peluquerías, autos del año, cruceros de placer, spas, ropa de
moda, etc. Eso es bueno, disfrutar de tales bienes ayuda a recompensar el
desgaste del trabajo diario y sentirse con fuerzas renovadas para reiniciar un
nuevo ciclo. Pero… ¿y su integridad?; ¿y su deber con la sociedad?; ¿y su
reciprocidad con los demás?
En su casa tendrá instalado
el televisor 3D LED de última generación, el equipo de audio, buenos muebles,
alacena repleta, poderoso auto en el parqueo, closet con ropa a la moda y de
marca. Alguna que otra vez en el año hará una gira de placer en uno de los
cruceros disponibles; podrá atender su apariencia personal en buenos y
recomendados lugares. Aparentará lo que ciertamente no es. Pero estará
satisfecha porque en su estereotipo, el que quiere “venderle” a los demás, se
concibe que este “realce” sea necesario para escalar posiciones y alimentar su
ego.
El que haya leído estas
notas se dirá que si es o no una persona de éxito o si merece sacrificar esos
conceptos éticos a fin de obtener ese nivel de vida.
Lo que hay que preguntarse
es si esos programas de ayuda están diseñados
para gente muy lista o para gente que de veras necesita de ellos. Y si
esa gente “muy lista” están o no haciendo daño a la comunidad.
Las riquezas que genera un país
como Estados Unidos son inmensas. Las públicas son obtenidas indirectamente del
PIB a través de los impuestos. Esos fondos recobrados se distribuyen en interés
del área de donde provienen para ser utilizados en aquellos incosteables como
determinados niveles de la educación y la atención médica, a menores y
ancianos; a inhabilitados y a personas que no pueden valerse por sí mismas.
La política y estrategia
impositiva debe responder a un estado actual de los niveles de vida y no a un patrón
tradicional. Debe marchar aparejado a investigaciones del comportamiento
social, como el del supuesto expresado con anterioridad; ese es un patrón
marcado en nuestra sociedad actual del comportamiento social generalizado; es
una forma de obrar, de falsificar la realidad individual para obtener una
ventaja económica. Es un fraude.
Jorge B. Arce.
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