Clonación del estado venezolano.
¿Para qué necesita Venezuela un ejército dentro de otro
ejercito?
No
es un disparate, no. Los propósitos del presidente reelecto son muy definidos y
responden a un fin configurado de antemano.
Las fuerzas armadas de
Venezuela están dotadas de efectivos y armamentos que los equiparan al resto de
su tipo en Sudamérica. Históricamente ha sido así, incluso ha estado colocada
durante años detrás de Argentina y Brasil y a la par de Chile. No obstante,
recientemente se han logrado acuerdos de compraventa con Rusia con cifras
millonarias para obtener nuevos cazas, helicópteros, artillería, buques y
submarinos, así como hasta una fábrica de fusiles de asalto además de los
adquiridos por millares. ¿Para qué?; ¿quién o quiénes amenazan la integridad
territorial venezolana?; ¿qué país prepara agredir a Venezuela?
A ese incremento y
modernización se suma la voluntad de crear, organizar, preparar y armar a más
de 115 efectivos milicianos como parte del ejército pero bajo el comando de la
casa de gobierno ¿…?.
¿Para qué necesita el
presidente de Venezuela tales efectivos?
Lo cierto es que tales
propósitos son recordatorio de que algo semejante se produjo hace unos 50 años
en Cuba, cuyo gobierno es aliado No. 1 del presidente Chávez.
Un poco de historia.
Después de hacerse pública
la intención de socializar la sociedad y el estado cubanos, los adversarios se
alzaron en armas y había grupos rebeldes actuando dispersamente en algunas
zonas montañosas de la isla. Con el pretexto de liquidar esos grupos, Castro
organizó, reclutando del pueblo que lo seguía ciegamente, los batallones de
milicianos que terminaron por rodear y acorralar a los rebeldes conocidos como “alzados”
y luego someterlos a cruentos juicios sumarios que terminaban en el paredón de
fusilamiento.
Esos batallones de
milicianos, una vez liquidados esos grupos, permanecieron activos y combatieron
en Playa Larga y luego se convirtieron en oficiales del ejército tomando los
cursos de cadetes respectivos. De ser una fuerza miliciana popular, se
transformaron en el corazón del ejército cubano, los oficiales, el comando de
fuerzas que luego protagonizarían acciones militares en distintos puntos del
planeta. Esa es la historia.
Pero…hay un pero. Esos grupos
de milicianos, gente de pueblo incondicional a Castro, pasaron a desempeñar un
papel amedrentador de la voluntad de los cubanos, porque eran usados para robar
la propiedad privada a los propios ciudadanos.
¿Cómo olvidar la imagen del
miliciano con su fusil checo acompañando al interventor de la bodega de la
esquina ante la mirada impasible de los vecinos, los que algunos se burlaban
del chino o del gallego bodeguero porque no pagarían todo lo que tenían apuntado
como crédito?
Los milicianos en Cuba
formaron parte del “paisaje pueblerino” de cualquiera de los que abundan en la
isla; y eran una fuerza persuasiva contra los disidentes.
Los arrestos, la custodia de
sospechosos por cientos en los estadio de pelota cuando Playa Larga o cuando
encontraban armas en un registro en la esquina, eran milicianos; su presencia
era inevitable; ¿por qué? Porque Castro quiso que fueran vistos así, como
amigos, primos, vecinos, conocidos que se unían a él en contra de todo lo que
se opusiera a él.
En la Alemania Nazi sucedió
lo mismo con las tropas SS, que en un principio eran la guardia personal del
canciller del III Reich y luego alcanzaron la cifra de un millón de militares
con un marcado proceder incondicional e inescrupuloso.
Es conocido que Hitler
desconfiaba de sus generales de las tres armas; Chavez también. Si coloca esa
formidable fuerza bajo su mando directo, será disuasiva de cualquier intento de
choque proveniente de los sectores armados. Lo sabe, él fue protagonista de
uno.
Si en una sociedad
democrática comienzan a aparecer estos “fantasmas”, no podemos dudar de que su
fin como tal, esté cerca y en Venezuela el Autoritarismo dará paso al
Totalitarismo si no se produce un milagro.
Jorge B. Arce
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