Algunos razonamientos sobre la reelección de
Santos.
Muchos pensamos que la "agenda
secreta de Santos" es revertir la institucionalidad democrática
colombiana. No contamos con pruebas de ellos, sólo eslabones aislados; como por
ejemplo: negociar con los narco guerrilleros la disposición del gobierno de
Colombia a aceptarlos como fuerza política. Esto implica que los crímenes
queden sin castigo, porque no son solo criminales los que aprietan el gatillo,
sino también los que elaboran los mapas de operaciones. Pero, por otra parte
supone, igualar en la bancada de los diputados representantes de los distintos
sectores sociales de Colombia, a personas que se jactan de proclamar que el
único camino viable para la cuestión agrícola en Colombia, es el sistema
colectivista-socialista. Esto da que pensar. Recuerden cómo llegó al poder en
Venezuela el difunto Chávez: por el voto de los sectores más pobres y más
necesitados. Una vez allí, desde el poder, fue silenciando la disidencia y la
oposición mediante una secuela de medidas asociadas más a una dictadura que a
un estado democrático. Ocurrieron protestas, medio mundo se "rasgó las
vestiduras", entre ellos USA, pero los organismos continentales e
internacionales no dijeron una palabra; y es porque recibió apoyo constante de
los sectores más humildes y olvidados de este rico país. Fue acomodando poco a
poco las medidas restrictivas a la información y reprodujo un estilo propio de
un estado totalitario respecto a la difusión de noticias y a la participación
de la oposición. Luego se apoderó de la mayoría del congreso, quien inmediatamente,
le diera autoridad para gobernar y legislar por decreto. Esto fue demoledor,
pues inició una suerte de medidas punitivas contra las más grandes empresas
mediante la nacionalización.
Así las cosas, organizó fuerzas
paramilitares armadas asociadas a su mando, lo que resquebraja la guardia
nacional, donde instala asesores cubanos, que se encargan de "marcar"
a aquellos inconformes con el rumbo de esa fuerza.
Protagonizó una agenda propagandística
personal y con dinero del pueblo para instalar un mensaje de identificación de
un enemigo que era culpable de los males que aquejaban y aquejan a la sociedad
civil venezolana.
Al mismo tiempo brindaba apoyo
incondicional a las FARC de Colombia y algunos de sus generales han comandado
gigantescas operaciones de narco-tráfico.
Despilfarró el dinero del pueblo
venezolano producto del petróleo, repartiéndolo entre los gobiernos que le
sostenían en foros internacionales con su voto incondicional y amenazó al
presidente Uribe con declararle la guerra si se le ocurría realizar un raid
aéreo en territorio venezolano al estilo del ocurrido en Ecuador para eliminar
el tercer hombre al mando de las FARC.
Esta es apenas una pequeña relación
de todo lo que hizo un presidente en un estado como Venezuela, con un largo
periodo de institucionalidad democrática y todos tan campantes.
Por supuesto que ha sido un proceso
de 10 años; lo conseguido por Chávez y La Habana no puede lograrse tan rápido
como los cambios revolucionarios que se logran tras una rebelión como la de
1959 en Cuba. Es la desinstalación de las instituciones democráticas
progresivamente; y sin dudas, ha sido un éxito.
¿Necesito decir entonces que este
libreto escrito y editado en La Habana, casualmente la sede de las
conversaciones de paz de Santos, es la biblia de la cúpula de poder de las FARC?
¿Qué creen que harán estos señores desde las bancas del congreso colombiano?, ¿repartir
la tierra?, ¿brindar asistencia de salud, de vivienda y otros planes populares
a los colombianos? Sin duda los primeros debates en el congreso girarán
alrededor de estos aspectos porque necesitan llamar la atención de los sectores
colombianos análogos a los venezolanos para que respalden estas medidas.
Así empezará todo y los colombianos
que ayer votaron por la paz no consiguen entender que no puede haber paz si en
la misma mesa comen verdugos y víctimas.
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