LA DUDA DE
SNOWDEN.
El Sr. Snowden, no tengo dudas, ha sido
un individuo carente. Carente de muchas cosas, entre ellas, principalmente,
sentido común. Snowden ha sido un tipo que decidió salir a nadar sin saber
nadar, como mínimo. Snowden, quien se califica a sí mismo como un espía, se dio
cuenta, de buenas a primeras, que era un espía. Hasta ese momento se tenía a sí
mismo como un oficial de análisis de Inteligencia. Se ha visto ingenuidad más
desagradable ?. Cómo pretendía Snowden que le pusieran en su planilla de cobros
?, Espía de Primer Grado, de Tercer Nivel o del Asia ?. Pasó meses recopilando
información y cotejando datos de escuchas telefónicas tomadas aquí y allá
tratando de descubrir indicios de intercambios sin sentido, aspecto significativo
del lenguaje en clave que indica un rastro hacia una acción de preparación. Y
de buenas a primeras comprende que lo que está haciendo está mal hecho porque
sencillamente es mala educación escuchar a escondidas las conversaciones de los
demás y que es más importante cumplir con
esos parámetros que aunque no se lo enseño su padre, quien le defiende,
que detener un ataque de barbarie humana contra civiles o militares desde las
sombras. Ese es el límite de su razonabilidad. Snowden de veras cree, que el
espionaje debe dejar de existir porque considera que es mala educación
escuchar, fisgonear aquí y allá para evitar un desastre. Snowden es tan
delicado en sus razonamientos, que ignora que un ataque bien preparado contra
su nación, puede desencadenar consecuencias catastróficas que incluiría, por
supuesto, la certeza de haber tomado una
posición incorrecta, de estar equivocado en su juicio y, por supuesto, de
arrepentimiento. Pero ya sería tarde.
Snowden, en su candidez que casi me
provoca llanto, estima que el mundo debe ser como él lo imagina y no como
realmente es, lleno de intrigas, traiciones, guerras. En sus sublimes
pensamientos idealizantes de la realidad que le rodea, llega a la conclusión
que no es Dios, pero puede ayudar a cambiar a los hombres en su comportamiento
cavernícola y que todos se traten como hermanos.
Su candidez ya no es tanta cuando cambia
su edulcorada honradez vendiendo los secretos de su país, ni siquiera los
suyos, a un enemigo de su país. Su candidez le arrastra a dejar de ser honrado,
lo que sostiene su afirmación de que la conciencia no le permitía vivir
atrapado en una mentira, por salvar su trasero de la justicia. En fin, es un
cobarde, porque si realmente sus discursitos de honestidad y honorabilidad
fueran la base de su pensamiento, luego de hacer públicos esos archivos que
estaban bajo su custodia, se hubiera entregado al FBI y no huir despavorido a
China, cuya dirigencia es más inteligente y pérfida que la rusa y le dieron de
narices, para al final arrastrarse a los pies del principal enemigo de su
idolatrada nación. No tengo dudas que este razonamiento, que no me ha costado
ningún trabajo “extra”, él lo haya conseguido hace meses y un “bichito”
pequeñito le esté taladrando el cerebro día por día. Pobre.
Candor o Villanía. Qué cree usted ?
Jorge B. Arce
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