¿Somos la plebe?
Oportunistas. Advenedizos. Egocentristas.
Narcisistas. Todos ellos y tal vez algunos más, son los calificativos que
“revolotean” en mi mente mientras escribo, cuando pretendo describir los más
sutiles y ocultas aptitudes de la mayoría de las que hoy conocemos como
políticos populistas. Sólo sugiero pensar en alguno de los nombres de ellos que
han arrastrado a multitudes nacionales tras sus ansias personales.
Les invito a repasar esos
nombres. Entre ellos hay una característica común que por lo general presentan:
Han sido personas que recibieron una buena instrucción y hasta educación.
Provienen de familias ciertamente portentosas o que gozaron de buenos
estándares económicos. Hábidos lectores y estudiosos de la historia universal y
particularmente seguidores de personalidades que marcaron, por una u otra razón
loable o deleznable, el curso de su trayectoria.
Claro que hay excepciones;
ejemplo, Chavez. Este sujeto ni proviene de una familia acomodada ni ha sido ni
es un estudioso de las ciencias, letras, artes o la cultura en general, ni es
inteligente, pero monopoliza las demás características y viene obligado a
convertirse en una copia. Sí, un líder-copia. Es una mera característica que
deben “procurarse” gente como él.
Y en cuanto a su proyección pública
no difieren unos de los otros. Observen los discursos de Julio Cesar (un gran
tirano, que determinó ese título como público); o de Napoleón (conquistemos lo
que nos merecemos_los franceses_). O del Fhurer alemán (Alemania debe colocarse
frente al mundo como nación; el pueblo alemán tiene una misión histórica que
cumplir; juntos haremos grandes a Alemania). Políticos que llegaron al poder
con una aplastante mayoría como Leónidas Trujillo, para convertir luego al país
en un cementerio con los cadáveres de sus opositores políticos. Castro hizo
otro tanto. Recuerden cómo y con qué estado de cosas triunfa la Revolución
Cubana, “más verde que las palmas”, una eufemismo dirigido a magnificar como
muy criolla esa toma del Poder_, que hoy pregunto: ¿Para qué tenía que aludir a
ello si la revolución surgió y fue dirigida y apoyada solo por cubanos,
incluido Prio Socarrás que hizo una extraordinaria contribución económica en
armas y aprovisionamiento?
Simple; el viraje estaba en
su mente y no podía hablarle a los cubanos en 1959 de Socialismo o Comunismo.
Los que descubrieron sus planes lo pagaron con su vida.
Pero en Castro no se detiene
esta fiebre narcisista. Mire a su alrededor. Chavez es un segundón, un
político-copia. Observe a Correa; ¿cuál es su discurso?: “…un esencial ataque a
los grandes monopolios que han expoliado durante años las riquezas de los
ecuatorianos”. Es decir, él se coloca del lado de las víctimas que siempre son
las más porque es un simple cálculo matemático. Es como ver una actuación de
ballet en el teatro y en el último pass gritar: “ ¡Perrísimooooooooooo!”; acto
seguido todos se “descomponen” y lo manifiestan con gritos a su modo, aunque no
sea el perrísimo suyo, pero le imitan, le secundan, quieren sentirse parte de
esa euforia que usted ha gritado tan entusiastamente.
De vuelta y mire a Cristina.
Con una fortuna de la familia Kirchner incrementada en los últimos 6 años más
de 3 veces; con un redoblar de tambores que anuncia la transformación de la
constitución para que le permita un tercer mandato chupando la teta de mama
argentina.
Morales en Bolivia y Ortega
en Nicaragua envían diariamente los mismos mensajes a las multitudes. Uno con
su uniforme de indígena, el que le queda mejor_, y el otro vendiendo sus
esfuerzos y sacrificios como guerrillero frente a Somoza y a Estados Unidos,
pero ambos sacudiendo el “fantasma” de la guerra civil y la expoliación
imperialista, captan a las multitudes. Los tres organizan y patrocinan, con
dinero del estado_, programas para alimentar a los pobres y desamparados, que
son los más_, y que se convierten en voto a ultranza.
Todos ellos se arropan en
los símbolos patrios. No es desacertado porque desde que vamos al colegio
elemental, maestros y educadores nos inculcan fehacientemente, cuáles son esos
símbolos, su significado y el deber “patrio”, “cívico” que tenemos de
respetarlos y defenderlos contra viento y marea. Es genuinamente psicológico.
Vemos la imagen del escudo y se nos representa inmediatamente el mapa del
territorio que representa. Lo mismo pasa con la bandera o con los nombres de
los héroes de la historia local son=patria, a pueblo, a nación. Es un elemento
de solidarizar expectativas, de aunar, de reunir, de aglutinar. Ellos, los
narcisistas, lo saben y lo utilizan plenamente porque el mensaje es subliminal.
No falla. Chávez=Venezuela y cuando se coloca ante los micrófonos coloca de
background a Bolívar y a la bandera, independientemente de que tiene una
chaqueta hecha ex profeso con los colores patrios.
Todos ellos se hacen de la
mayor cantidad de medios de difusión posible, _sufragados con dinero del
estado, por supuesto_, y repiten esas consignas chovinistas diariamente. Es un
verdadero lavado de cerebros y de incrustación de ideas ajenas a la reflexión
propia. Jueves lo hizo con efectividad y el adagio es cierto: “…una mentira
repetida llega a convertirse en verdad relativa…”. La mayoría, la plebe en el
argot feudal, llega a sentirse protagonista de la falsa odisea originada por
esos caudillos.
América, _hagamos un
paréntesis en la reflexión_, históricamente, es una tierra de caudillos
exceptuando a los Estados Unidos, porque los propios padres fundadores
eternizaron la imperiosa necesidad de equilibrar los poderes públicos. Hoy eso
es una realidad y por eso la hace excepcional. Al Sur del río Bravo es
distinto. Repase la historia por separado y verá en cada una rasgos de
caudillismo y tiranía en casi todos los héroes locales. Es un germen producto
de la mezcla racial de ibéricos con indígenas, parece.
Es un proceder que no falla.
Es que las personas somos “eternamente” niños. Cuando lo éramos de verdad y
temíamos a la oscuridad, gritábamos: “¡mamá, mamita!”, esperando que ella nos
abrazara y dijera: “…ya pasó, mi ‘jito, ya pasó”. Mamá está aquí para cuidarte
y para guiarte. Encenderé la luz y volverás a quedarte dormido”. Se trata de
una reacción genética instintiva inscripta en lo más profundo del cerebro.
Alguien nos va a proteger e iluminarnos. Es como la fe. Nos pasamos 3 ó 4 días
sin agradecerle a Dios por vivir, comer, calzar, trabajar y tener una familia.
Pero cuando nos duele algo, le suplicamos y elevamos nuestras plegarias.
Así es la plebe. Somos
plebe. Y estos cabrones narcisistas lo saben. Comprenden que ese discurso
amamantador es infalible y lo continuarán pronunciando porque la manada sueña
con un futuro mejor. Es humano.
Jorge B. Arce
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