Los encomenderos voluntarios
revolucionarios.
Uno de los escollos que
entorpece el pleno desarrollo de la iniciativa individual en Cuba, es el examen
y monitoreo constantes que determinadas entidades (a nombre del estado),
desarrollan sobre diferentes temas. El Internet es uno de ellos.
No cesan de organizar
conferencias, encuentros, debates, conversatorios y toda una suerte de
actividades dirigidas a examinar y valorar
los pro y los contra que se pueden esperar durante el acceso de la
población. Siempre buscan PRO y CONTRA. Es como si el Internet u otras
novedades (no tan novedades para el planeta, pero sí para Cuba), se tratara de
un "mal necesario".
Estos funcionarios se pasan
la existencia mediocre de su vida intentando demostrar que saben algo y optan
por descubrir lo que ya ha sido descubierto.
Después de tantos y tantos
años de explotación del Internet hasta en algunos sitios de la pedregosa
Afganistán, escenario de dos guerras cruentas continuadas sin contar la de los
propios Talibanes contra los pobladores, se le trata como lo que es: Un
servicio disponible para quien pueda costearlo. En Cuba no. En Cuba la Internet
es un Alien que debe ser colocado en cuarentena y sin importar las
consecuencias culturales, sociales y económicas, se revisa ese "ser del
más allá" hasta la saciedad; chequeos, pruebas, hasta el detector de
mentiras le aplican a la inmensa red porque es importante para el Sistema o el
Estado, como quiera que se le llame, impedir que los "gérmenes" que
la Internet trae consigo, arrastre a los cubanos a acciones impredecibles o
conductas impropias del Socialismo.
Esta actividad la revisten
de un ropaje de "preocupación legítima y auténtica" de Papá Estado
con sus ciudadanos y encomiendan a los "encomenderos" _que nunca
faltan por las necesidades de inventarse un puesto donde lucrar algunos
materiales o un bienestar asociado a las proyecciones personales de propios
proyectos_, y escriben páginas y páginas interminablemente aunque sólo tengan
que decir en el epílogo que la Internet es MARAVILLOSA.
El caso es que estos
"encomenderos" no hacen más que obstaculizar el protagonismo que el
propio cubano de a pie debe efectuar con su propia vida. Se la pasan
argumentando qué es bueno y qué no es.
Si le preguntan a la mayoría
si necesitan que esos encargados de su seguridad psicológica y de conciencia
les sugieran lo que es malo o no, les contestarán con un rotundo NO.
Nadie necesita esos
profesionales-corcho, que inventan especialidades para no admitir que carecen
de contenido de trabajo.
La Internet es un objeto de
consumo y cada cual, sin asesoramiento, ha de juzgar si lo que allí, en ese
enorme espacio, encontrará, le conviene o no le conviene. Tanto que hablan,
declaran, profetizan, prometen, planean dejar de conducir a los cubanos de la
mano para que no se "estropee" el pensamiento por el Papá Estado, y a
cada vuelta de la esquina surge un nuevo pretor de conciencias.
Deténganse ya de indicarle a
los cubanos hacia dónde tienen que mirar y hacia donde no. Cada hombre es dueño
y señor de su instinto y voluntad. Respeten esa privacidad individual y dejen
de argumentar que hacen el bien en pro de la revolución, personaje ficticio que
sólo existe en la mente de los desgraciados que no quieren dar su brazo a
torcer.
Jorge B. Arce
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